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martes, 26 de enero de 2016

El bloqueo de Obama. ¿Hasta cuándo?




Esteban Morales Domínguez

UNEAC


Casi  al  concluir su campaña por la presidencia en el 2008, Barack Obama en un discurso en Miami, declaró que se sentaría a conversar con amigos y con enemigos, también con Cuba, pero que no levantaría el bloqueo.

EL 17  de diciembre del 2014,  dijo, “… no  es posible continuar  haciendo  las mismas  cosas  y esperar resultados diferentes…”. A  pesar de sus múltiples declaraciones,  Obama ha sido consecuente con el discurso de Miami, ya que varió la táctica pero continuar llevándolo  adelante. Lo cual nos hace suponer, que  hasta ahora,  Obama considera que el bloqueo continúa  siendo un instrumento idóneo  para presionar sobre Cuba.

En un artículo de este autor, escrito a principios del 2009,  nos preguntábamos cuál sería entonces  la política de Obama hacia Cuba y  elaboramos la hipótesis, devenida ya  en tesis, de  que Obama había dividido el bloqueo en dos.

Por un lado, aplica  medidas “dulzonas” para impactar sobre la sociedad civil cubana, flexibilizando aspectos del bloqueo,  que pudiesen ser bienvenidos; mientras que por la otra, aplica medidas para presionar sobre el liderazgo político cubano, buscando obstaculizar aquellas acciones  que hoy nos permiten avanzar en la reestructuración del modelo económico cubano.

Al analizar las más recientes medidas de Obama “contra el bloqueo”,  tomadas sobre la base de sus prerrogativas presidenciales, nos percatamos de que en realidad, ninguna de ellas son sustanciales,  no  erosionan el bloqueo en sus aspectos estratégicos, ni tampoco representan pasos  que permitan al   liderazgo político cubano avanzar en sus objetivos socialistas.

Prestando detenida atención al Documento de los  departamentos  del Tesoro y de Comercio,  emitido el 18  de septiembre último, nos percatamos de que nuestra tesis del 2009, continua vigente. Obama sigue  trabajando el bloqueo en dos direcciones principales: con unas medidas, las migratorias, de autorización de viajes e infraestructuras para facilitarlos, intercambio académico, trata de asegurarse que se beneficien  aquellos grupos de la sociedad civil cubana donde presupone  se pueden encontrar quienes apoyen el proyecto subversivo.

No toma medidas para garantizar  la libertad de los estadounidenses de viajar  a Cuba como turistas y tampoco adopta medidas para  facilitar económicamente el intercambio” pueblo a pueblo”. 

La que ya puede considerarse  “vieja disidencia contrarrevolucionaria”  está agotada, no puede acumular más  desprestigio ni mostrar más incapacidad para la acción, por tanto, la política norteamericana, debe buscar nuevos interlocutores y confían en encontrarlos dentro de la sociedad civil cubana.

Las medidas  adoptadas ahora, que son continuidad de las lanzadas el 16 de enero, se caracterizan también  por su unilateralidad. No hay nada que el gobierno cubano pueda hacer para vender o comprar a crédito o para beneficiarse del turismo estadounidense, por lo que no puede reaccionar desde dentro de Cuba, para  complementar con medidas propias las tomadas por Estados Unidos. Solo debe poner en práctica las que ese país le permite.

En cuanto a los aspectos económicos, no se  modifican en términos sustanciales, las prohibiciones existentes en el uso del dólar, el acceso a créditos, las relaciones con bancos estadounidenses, las inversiones en Cuba de ciudadanos o entidades de ese país, la  limitación en los gastos que pueden realizar en Cuba los visitantes provenientes de Estados Unidos. La eliminación de esas prohibiciones, beneficiarían a la economía cubana.  La ampliación del monto de las remesas, si bien benefician a algunos cubanos, no tiene efectos sobre un grupo considerable de ellos, que son los que más las necesitan.

Por lo cual, puede afirmarse que este último paquete de medidas  mantiene limitaciones claves y no enfrentan lo esencial del bloqueo.

Pero, adicionalmente, Josefina Vidal Ferreiro, explicó que existen limitaciones que evitan la aplicación de las regulaciones aprobadas por Washington  y que impiden su correcta y adecuada implementación.

Según explicaba la funcionaria cubana: “Las medidas están enfocadas a sectores específicos y no en beneficio de toda la sociedad cubana  y  con un evidente objetivo político”.

Los propios funcionarios norteamericanos declararon, en particular Penney Prizker, que: “las últimas medidas estaban diseñadas  para apoyar al sector privado emergente en Cuba y colocarnos más cerca del alcanzar los históricos objetivos de política del presidente Obama” Sin dudas, son honestos y sinceros, hasta la brutalidad.

¿Qué más necesitamos para probarnos  a nosotros mismos, que Obama no ha cedido  un ápice en su intención de subvertir a Cuba? A pesar de que declaró que no es ese su objetivo.

¿Qué más necesitamos para saber, que Obama continúa con la misma estrategia que según el autor había afirmado,   elaboró a partir del 2009?

No hace falta más nada, para confirmar que Obama, divide el bloqueo en dos, para utilizarlo como un instrumento destinado a  lo que  ha llamado “empoderar”, a  los sectores que le acompañarían en su empeño de subvertir el régimen cubano  y  al mismo tiempo que limita lo más posible,  las capacidades del liderazgo político cubano, de  avanzar en la construcción de un  socialismo próspero y sostenible.

Próximamente tendrán lugar acontecimientos importantes, que tendrán su impacto en la política de Estados Unidos hacia Cuba. Raúl Castro visitará  Naciones Unidas y coincidirá con el  papa Francisco;  por lo que resulta imposible no imaginar, que los tres: Raúl, Francisco y Obama conversaran. Como antecedente, recientemente se produjo recientemente una conversación telefónica entre Raúl Castro y Barack Obama en la que “…con relación a las regulaciones anunciadas el 18 de septiembre por los departamentos del Tesoro y Comercio, que complementan las puestas en vigor el 16 de enero, el presidente Raúl Castro recalcó la necesidad de profundizar su alcance y de eliminar definitivamente la política de bloqueo en beneficio de ambos pueblos.” (Granma, sábado 19 de septiembre del 2015, p. 1).

Junto a este justo  reclamo de Cuba,  es posible esperar, que el Sumo Pontífice, no partidario de jugar a las “medias verdades”, también conmine a Obama a terminar el bloqueo  que aún se ejerce contra Cuba.

La Habana, Septiembre 19 del 2015


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